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Ignorar o leer las opiniones, esa es la cuestión

Por tatta25
Si usted decide publicar un artículo en los tiempos de internet debe tener piel de cocodrilo, o algo parecido a una coraza, para evitar que los comentarios malintencionados lo hieran. El nivel de discusión en Colombia, y quizá en el resto de Latinoamérica, aún no es lo suficientemente alto para excluir el insulto y la discriminación sexual o racial.
Es común leer en los comentarios de diarios como El Tiempo o El Espectador a lectores atacándose entre sí y malas palabras en contra del autor de la nota.
Sabia fue la decisión del periodista y escritor Daniel Samper Pizano al cerrar los comentarios en su columna semanal de eltiempo.com. Dijo hacerlo para “sanear el recurso del debate, dominado por matones, y para cerrarles las puertas a los que se dedican a calumniar e insultar”. Otro que evita leer los comentarios generados por sus textos es el periodista y escritor Francisco Goldman. Hace poco le escuché decir que aquellos escritos con sevicia lo desestabilizan.
Los defensores de estos espacios de discusión digital abogan porque los periodistas no ignoren lo que los lectores les escriben. Creo que no debe dársele la espalda a las opiniones que un artículo genera, especialmente si somos periodistas, pero dado el nivel de insulto que prima en estos espacios es necesario desarrollar una ‘lectura con colador’, aquella capaz de identificar en la primera línea las opiniones escritas con ‘mala leche’ para no acabar cayendo en la trampa de su lectura.
Mientras aquí en Colombia las secciones de comentarios sean tomadas como escenarios para molestar, y no para argumentar, es comprensible que muchos optemos por no leer a los ‘maestros del insulto’.

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